Microcuento – Bachillerato

¿Asesinato o delicia? 

Autor: Josué Galán 

Raúl agarró su cuchillo, sacó a su víctima del saco y empezó a desollar su piel, extasiado por su trabajo, empezó a cercenarla lentamente, causando cada vez más desmembramientos. Cuando por fin la había convertido en un montón de tiras, las arrojó al aceite hirviendo y empezó a reírse. De pronto, se escuchó lo siguiente: “Raúl, ya deja de reírte y termina de freír las papas”. 

Encuéntrame madre

Autor: Juan Arias

Corre niña corre, que mientras la sociedad ayuda a la rubia, tus trenzas me provocan seguirte, corre niña corre, que cerca del río nadie encontrará rastro del crimen, corre niña corre que tu mamá no debe arrepentirse de enviarte sola a casa mientras ella vende sus verduras, corre niña corre que desde aquí veo tus zapatos negros con correa, ya no corras niña porque te he alcanzado… 

Amaru despertó dando un salto. 

–¿Volviste a soñar con tu hermana?; tranquila mi niña que cuando la lluvia pase seguiremos buscando su cuerpo –Dijo su madre mientras botaba más leña al fuego. 

Amor imprevisto

Autora: María José Molina 

Pasaba tranquilamente, como todos los sábados, a comprar un café; solo que esta vez fue diferente, se rompió la monotonía de pedir-consumir-irme. La rompiste. Cada minúsculo nervio que me conforma se estremeció, al apreciar la profundidad infinita de tu mirada; mi corazón empezó a dar fuertes latidos, intentado salir a tu encuentro; mis manos ansiaban tu contacto, sin haber percibido tu piel todavía; todo mi ser te deseaba, aunque nunca antes te había visto. ¿Qué tenía el café? No lo sé. 

Amor Verdadero

Autora: Johanna Peña

En un lugar muy lejano existían dos reinos, estaban peleados porque no se ponían de acuerdo quien debía gobernar y entonces un día se reunieron y lucharon en diferentes pruebas para ver quien ganaba, al presentarse por primera vez se miraron la princesa de el reino de la magia y el príncipe del reino de los elementos, fue la señal para que la guerra terminara porque muy pronto un nuevo heredero llegaría y de los dos reinos su sangre tendría, ya que entre sus miradas se veía el amor verdadero que jamás se acabaría.

Answer

 Autora: Mónica Cristina Juca

Ahora es diferente, puede enfrentar a su peor enemigo, sus orbes derraman cristales por sus delicadas mejillas y una sincera sonrisa se imprime en su rostro. Mira al frente; ya no trata de ocultarse a sí mismo, sus ojos ya no plasman miedo porque es consciente de que ese brillante y precioso ser, que antes creía ver en los demás, se encuentra dentro de sí mismo. Su corazón late enloquecido mientras sostiene aquel sobre morado y después de tantos años siente cesar la tormenta dentro de su corazón, lo mira “Amarse a sí mismo no requiere permiso de nadie, incluso las cicatrices de tus errores representan tu constelación”. 

Aquellos que dudaron

Autor: Carlos Sarmiento 

Los ángeles caídos subieron a la superficie y aquellos que dubitavan de no haber pecado fueron arrastrados al infinitamente extenso circulo de fuego eterno que las religiones mortales lo denominaron como infierno, aquellos los llamados hijos del hombre, aquellos llamados hijos de dios no fueron salvados, tuvieron un destino peor que la muerte, aquel infierno no era como lo planteaban los mortales no existía el rojo dentro de este infierno únicamente los colores fríos como el azul y blanco, que su única misión era hacer miserable la existencia de aquellos hombres que se hicieron llamar hijos del señor.

Coexistir

Autor: Gabriel Leónidas Ávila Rodríguez

Y cuando moriste me acerqué a ti, esta vez fue un asesinato, o un suicidio como lo veo yo, no supe a dónde enviarte; ya fuiste Jesús, ya fuiste Buda, ya fuiste Sócrates. Ahora serás un lector, y a mí me toca esperar tu muerte con ansias para volverte a ver.

Cántaros vacíos

Autora: Emilia Galán

Como cántaros vacíos danza la dulce humanidad sobre el hilaje de la vida, tejiendo sus destinos sin saber a dónde van, sin rumbo ni destino; mientras las gotas de lluvia los carcomen de pies a cabeza, sus cántaros seguirán vacíos. Como agua que no sacia la sed, y sol que no calienta, seguirán danzando sin reconocer que su realidad es su basta imaginación. Alguna vez se mirarán al espejo que entrelaza lo que es visible y lo que no, para darse cuenta de que en los tiempos de lluvia podían sumergirse en la búsqueda de su “yo interior”. 

 Crónicas de un reencuentro anunciado

Autora: Johanna Rea 

Hoy en mis sueños te he vuelto a encontrar. Juntos, tomando las cosas con tranquilidad, riendo, llorando, disfrutando del viento. Todo parece perfecto, pero cuando despierto, utópicamente esto solo era un sueño. Todos los días sonrío, trato de ser feliz, porque ese es legado que dejaste en mí. Sé que ahora estas en un lugar mejor, donde las tristezas se van y llega el amor, sé que siempre acompañas mis pasos, y que me proteges con tus brazos. Pronto nos volveremos a ver, pronto en tus brazos estaré, solo espérame que no voy a tardar. 

Daniel el Callado 

Autor: Manuel Crespo

Daniel es un chico tímido, nunca quiere llamar la atención. No le gusta tener que hablar en clase, pues sabe que sus compañeros se burlarán sí responde algo mal. Daniel tiene un largo amigo al que le cuenta todos sus problemas, su amigo, a pesar de no hablar, siempre es una herramienta clave para solucionar sus problemas, un chico del colegio fastidió a Daniel en la escuela por no responderle al profesor, él y su largo amigo le hicieron una visita nocturna, Daniel y su amigo, su afilado y brillante amigo. 

Drama adolescente

Autor: Carlos Sigua

Subí las escaleras apresuradamente, el cansancio y frustración estaban muy presentes en mí mientras intentaba controlar esta situación, pero realmente, ¿quién podría hacerlo? No lo sé. Cierro las persianas de mi habitación para cubrir la gran tormenta que se avecina y me acuesto en mi cama. Todo sucedió muy rápido, ¿cómo podría yo superarlo? Tampoco lo sé. Pequeñas gotas resbalan por mi rostro mientras trato de controlar mis emociones, y así en cuestión de segundos toda mi cara esta húmeda, me levanto y finalmente pienso -tal vez debería reparar estás goteras y dejar de sufrir porque mi cereal se acabó.

Duelo

Autor:  José Miguel Ortiz  

El viento danzaba entre las flores y envolvía a dos hombres armados con katanas. El primero llevaba un majestuoso vestido blanco con bordes dorados que, con el sol, reflejaba un áurea bella, regia e inquebrantable. El segundo espadachín portaba unos harapos negros como vestidura, bañado en sudor y un rostro marcado por el dolor, la ira y la tristeza. Ambos empuñaron sus armas con decisión. Estaba claro, el combate terminaría en un solo movimiento. Se lanzaron uno contra otro, corriendo a gran velocidad, las hojas metálicas de sus sables fulguraron como un rayo y… 

H. 

El espejo oscilante

Autor: Sebastián Chimbo

En un amanecer, el sol para salir, con su reflejo se peinaba en el mar. La luna se asomó a ver, celosa movió las aguas y desde entonces el sol aparece cada mañana con los rayos alborotados.

El mundo tiene más de un color

Autor: Raúl Peralta

Elisa, una niña morena vivía con sus padres en Francia, hasta que decidieron mudarse a España tras la muerte de su padre. Vanessa se convirtió en su mejor amiga y por quién conocería a Ariel, quien decidió hablarle para establecer una amistad que posteriormente se convertiría en una relación amorosa poco convencional de ensueños. Lamentablemente dicha relación no duraría mucho, ya que Ariel la engañaría y rompería su corazón, y tras una larga charla consigo misma, Elisa decidiría convertirse en una de las más grandes multimillonarias para demostrar a todos que su apariencia no es impedimento para cumplir sus sueños.

Él

Autora:  Keyla Chasijuan  

Me dolía, sentía hambre y frio, estaba triste, sin esperanzas. La vida era una agonía, estaba solo. 

Así era mi vida, pero un día de repente escuché que algo se rompió con fuerza. 

Y ya nunca más volví a sentir dolor. 

El inmigrante

Autora: Fabiana Cepeda

Salió del sur, pensando en todo lo que dejaba atrás. Los problemas. La pobreza. Los seres queridos, el hogar, la patria. Su vida. Llevaba solo un puñado de recuerdos y la promesa de volver. Sin entenderlo del todo, debe aguantar el dolor y guardarse los sentimientos para conseguir el futuro por el que ha venido. Ahora, en un nuevo lugar, tiene que hablar como ellos, comer como ellos, dormir, vivir, soñar como ellos. Luchar por ser aceptado. El ticket de regreso se enmohece en un cajón. La promesa de volver se desvanece. Este país lo ha atrapado.

El alma perdida

Autor: Quinde Sisalima Santiago

Hace mil años, en un nórdico pueblo congelado por el tiempo vivía un huérfano destrozado por el frio y la exclusión, marginado y solo lo único que tenía era el hacha de su padre y la tenía en su mano todo el tiempo, entreno hasta que las manos le sangraron y siguió entrenando. Durante 9 años entreno y se convirtió en el mejor guerrero, gano muchas batallas pero a pesar del honor se sentía vacío por dentro. Navego solo por muchas noches y cuando el invierno golpeaba más fuerte encontró Yggdrasil y bebió hidromiel de un cuerno encorvado y fue el dios Maned el dios de la perseverancia.

El asesino de la corbata roja

Autor: Fernando Landy

El pequeño pueblo de Loties despertó una mañana, con la triste noticia de que en la plaza central estaba el cadáver de uno de los estudiantes del colegio CERLAN, era Antonio Ramírez, todos se preguntaban quién era el asesino y por qué lo hizo. La mañana siguiente, llegó al periódico local una carta, en la que el autor afirmaba ser el asesino, y se autodenominaba como el asesino de la corbata roja. Mientras en el pueblo existía una atmósfera de incertidumbre, unos kilómetros mas adelante, el misterioso asesino, planeaba la venganza perfecta contra el pueblo que lo hizo sufrir.

El hombre, la cuerda y el abismo 

Autor: David Hermida

Un Hombre se lanzó al abismo con su cuerda. 

El padre Drácula 

Autora: Diana Mayancela

Rumbo a la catedral de una hermosa ciudad, el padre Drácula me invitó a tomar. Curioso hecho de tal personaje: 

– ¿Le gusta madrugar o le pegan en casa? – tuvo el descaro de preguntar. 

– ¿No fue 5 a.m. lo acordado? 

– En hora ecuatoriana, pero… Ya que estamos ¿por qué no pasa? – añadió despreocupado. 

Confundido crucé la gran puerta. Costumbre mía llegar a tiempo, más no de los lugareños al parecer. 

La arquitectura era impresionante. Un espeso vino de sabor metálico me fue ofrecido, mi anfitrión parecía disfrutarlo. 

–Pruebe con pan, va a ver que queda pepa –me aseguró. 

El pasado presente

Autor: Moreno Edison

¿Cómo le decimos al Pasado que ahora estamos en un Presente?, que no podemos dar la vuelta para mirarlo nuevamente. Pasado que nunca será visto nuevamente, y un Presente que será visto por enteramente.

El Patas de llama 

Autor: David Ortiz Ordo?n?ez

Soy una persona solitaria, y quiero contarles mi historia. 

Vivo en una cueva que se ha formado desde el inicio de los tiempos. A veces necesito ir al pueblo para conseguir comida. Cuando llego, muchas personas me desconocen, otras me temen; pero los que me ven, los llevo conmigo y serán mis amigos, porque tenemos mucho en común, a ellos también los temen.  Al principio, muchos no quieren venir porque saben que no volverán, gritan, se arrepienten, piden perdón. Pero, finalmente, se resignan. A veces les tengo lastima, pero qué más da, es mi trabajo. 

El salvajismo de las drogas

Autor: Juan Pablo Pasaco

Él la golpeaba, la golpeaba con salvajismo, la golpeaba con frenética persistencia, la golpeaba con todas sus fuerzas. ¡Pero no fue suficiente! En algún momento, aquel niño ya no pudo seguir golpeando, pues su cuerpo quedo inmóvil debajo del agua. Entonces la mujer finalmente lo soltó, y luego se alejó de la tina. La luna lloro toda la noche.

Fobia Social

Autor: Andrés Déleg 

Amaba las noches 

porque todos callaban 

y le despertaban para nada. 

Se durmió para olvidar el porqué 

de su silencio, y soñó con lo que más miedo le daba: 

¡Despertar!

“Meta alcanzada”

Autor: Francisco Sigua

El final de la vía láctea se aproximaba y la nave Armagedum-2 era aclamada por millones de espectadores eufóricos, llegaríamos a las estrellas y seríamos los colonizadores de toda la galaxia; sin embargo, algo ocurrió… la nave que avanzaba veloz de pronto quedó estática, parecía que estábamos golpeando una especie de pared invisible y sin poder al menos pensar qué hacer, el cielo azul oscuro, se tornó blanco, las estrellas desaparecieron y el pánico inició. Conteníamos el aliento y en un instante un zumbido dio paso a una voz robótica: “Simulación completa, meta alcanzada en 13,803,406,071 años, terminando en breve”.

Incurable enfermedad

Autora: Arianna Juela 

Día tras día, años tras años, no creí llegar hasta aquí, solo pienso en lo incierto, que mi cuerpo ya no puede más con este sufrimiento. Por fuera parezco una bella flor de primavera, pero por dentro estoy destrozada y helada como el oscuro invierno. Lo único que puedo hacer es aceptar, resignarme y vivir con este padecimiento hasta dar mi último aliento. 

Invitación

Autora: Daniela López

Organizo una fiesta en mi capilla. No olviden llevar su lápida en la mano para reconocernos mejor. No vaya a ser como la reunión anterior, cuando Olga confundió el esqueleto de su marido con Abraham Lincoln, ¡en pleno baile de bodas! 

No, en serio, no falten, si no mi alma deambulará alrededor de todos sus seres queridos vivos… si aún quedan. 

Saludos cadavéricos, 

Lady Petunia de Buendía

La chica de las patas de cabra

Autor: Brian Morocho

Era una mañana única y especial, solo podía ver el resplandeciente sol el cual iluminaba mi mirada y sobre todo la solía ver a ella, una simple mujer la cual caminaba como bestia pero se comportaba de manera gentil y sutil, no soy alguien especial pero solo puedo decir que si una mujer tan buena como ella puede ser amiga de una bestia como yo, entonces a mi no me importa que a pesar de poseer dichas patas curvadas que se asemejan a las de una cabra, yo también seré su seré su amigo.

La Partícula de Dios 

Autor: Carlos Carrión

La partícula de luz dio lugar al universo, el calor del alma estaba encerrado en un solo punto con energía de proporciones divinas. De ser descubierta por el hombre le deslumbraría, ni todas las bombas igualarían su letal esplendor. Esa es “la Partícula de Dios”, una bendición hecha maldición. 

Las estaciones

Autor: Clara Coyago

Mientras las estaciones pasan, recuerdo la promesa que te hice, volver a reencarnar para estar a tu lado, no importa si nos demoramos en cumplirla, los recuerdos viven con nosotros. Bajo el mismo cielo, pero en tiempos diferentes, recuerdo tu sonrisa que tenías al llegar a mí. Si las circunstancias fueran distintas estarías aquí. Si tú estas a mi lado, nada peligroso pasara, recuerda que cada persona brilla en su momento y se desvanece como tal. Los sueños se hacen realidad, solo debes soñar lo que quieres y cuando se cumplan las estrellas se alinearán.

Los caminos de la vida

Autora: Katherine Quezada

Luego de la faena 

Autor: Josué Herrera 

Como autómatas, las hormigas juntaban piedrita a piedrita. Tardaron días en construir su hogar. Después de un mes terminaron su trabajo. Satisfechas, descansaron esa noche en su nueva casa. A la mañana siguiente, pisé el hormiguero por accidente. 

Luz eterna

Autora: Quizhpe Pamela

Aquel día tembló el mundo, desde la franja donde ocurrió la guerra, se cubrieron las nubes de humo, puño a puño se confrontaron los misiles. En medio de esa penumbra, rodeada por el virus del espanto, apareció el milagro…vidas que renacieron desde los escombros, pequeños dedos que tomaron las manos de los rescatistas y le devolvieron al cosmos la luz.

“Madelein”

Autor: David A. Estrella G.

Él, siempre con necesidad de verla, pero nunca con energías para ir a buscarla. Prefería ahogarse solitariamente. Ella, Madelein vivía como risas de violín y lloraba como acordes de viola. Él era más de silencios fríos y al estar solos, se complementaban sin querer. No obstante, nunca dijeron nada, porque no había nada que decir; él se marcharía y jamás la volvería a ver. Madelain nunca tocó la viola para él, pero sin saberlo atravesó su alma con su música y descifró la complicada partitura de su corazón. Las melodías amorosas son efímeras y él logró oírlas todas.

Y ¡sanseacabó!

Madurez 

Autor: Bryan Silva 

Cuando era joven, en solitarios años, salió una conjetura apresurada. No recuerdo bien, quizás, la misma adultez sea responsable de nostalgias como estas; pues la sensibilidad está en los recuerdos. Juré nunca casarme, creo, y apoyaba esta idea en la costumbre a la que se convierte al amor. Pero maduré, y ahora… ¿Cuántos matrimonios llevaré? ¡Casarse con todas y no poder! ¡Soy demasiado bueno para amar! ¡Esa es la cuestión! ¡Solo amar! ¡Solo! Cada vez que… ¡No puedo!, lloró antes de decirlo. Tiemblo, esperando, el próximo matrimonio sea con mi nombre delante. «Padre –escuchó decir. Y tomo mi estola nuevamente». 

“Mañana de Invierno” 

Autor: Pablo Andrés Sinche Morales 

Una fría mañana de invierno, estaba cubierto de nieve, perdía la conciencia poco a poco… algo me levantó. 

Una vez desperté tenía una colcha debajo de mis patas y un enorme plato de comida, asustado lo engullí de un bocado. Él riéndose me acarició. Pasamos juntos muchas aventuras, reímos, lloramos y lloramos, disfrutamos cada momento. 

Pasaron años, pero una fría mañana de invierno apneas y tenía energías, decidí agradecerle por todo, con mucho esfuerzo lo lamí… y en lágrimas nos despedimos por siempre. 

Mi bisabuelita conoce al diablo

Autor: Nadeline Kulqui

¿Qué?, ¿que cómo lo sé? Ella me lo contó, cierta vez, en mi cumpleaños número diez; lo conoció porque a este le gustaba rondar con su caballo la calle Cuenca, donde ella vivía. Que un día la invitó a bailar en la Plaza de San Francisco, sin orquesta alguna, simplemente con su canto, bajo la penumbra de un sol ausente, y regando en las piedras su amor. Pero, al enterarse su padre, le prohibió verlo; le dijo que era el diablo y la hizo casar con mi bisabuelo. Hoy, aún ella lo extraña. 

Ella 

Autor: Alcides Herrera

Y ahí estaba ella, encantadora y resplandeciente como la primera ocasión que la observé, los escalofríos y temblores en mi cuerpo se presentaron nuevamente en tan solo un momento, ese mirar tan afable y friolenta a la vez, situó de rodillas a mí ser, encontró mi poema, empezó a declamar unos cuantos versos, logró congelar mi universo. Un sentimiento de expectación irrumpió mi cuerpo, nunca lo pensé y aconteció, mi momento más anhelado se había presentado, me lancé sobre sus brazos para asentir mi descanso eterno, era mi amiga de toda la vida, la muerte.

Mirada

Autora: Diana Costa

Recogiendo el tiempo perdido, el crepúsculo se detuvo para contemplar la gloriosa victoria de sus amados hijos.

Mis Vacaciones

 Autor: Luis Feican  

_Decidí 

Viajar en vacaciones para relajarme. Llegué a mi destino todo era desolado, un viejo caserío y naturaleza. Él me persiguió largo rato, era un viejo perro marrón grande, hermoso, mirada triste, arisca, me persiguió durante toda mi estadía, sin darme cuenta el tiempo paso y debía regresar, la tarde que planeé hacerlo, lo busqué, pero no apareció, no pude despedirme, me preguntaba como supo que ese día lo abandonaría. Tiempo después soñé con él, aquel perro triste en mi sueño, era solo un cachorro siendo abandonado por un joven egoísta, quise gritar ¡como pude!

 Navegando hacia el encuentro

Autora:  Kiara Peralta  

Fuimos juntos a la playa y pasamos largas horas mirando el atardecer. Estuvimos imposibilitados de hablar; de repente, las olas del mar llegaron a nosotros y te llevaron, dejándome tirada en la arena con mi corazón roto y mis ojos llenos de ti. Y después de tanto tiempo, al fin he podido conseguir un boleto con destino hacia donde estás tú. ¡A las 4 parto en las olas del mar, sin equipaje, ni intenciones de regresar y no me importa lo que digan los demás, porque lo único que quiero, es contigo de nuevo estar!

Prohibido

Autor: Miguel Crespo

El agricultor luchó por el amor de su prometida, así como Esteban Trueba luchó por Rosa del Valle, era un amor imposible, marcado por el rojo de sus deseos, se imaginó tocando su cuerpo, recorriendo sus centímetros, marcando su terreno. 

Llegó el día, escuchó al fondo una melodía suave, caminó por el pasillo mientras el sudor resbalaba por su cuerpo, era el día, era el momento. El blanco lechoso comenzó a cegarlo, sintió que había entrado al mundo de Saramago. Cerró los ojos, frunció el ceño, y al abrirlos se encontró encerrado nuevamente, abrazado por una camisa. Es culpa de la literatura, suspiró. 

Puerta tras puerta 

Autor: Habacu Valle 

Esta dimensión tiene puertas, por cada una que entremos el destino será escrito por nuestro ser, muchas de ellas destrozadas por la maldad humana. “Aquel corazón puro encontrara la luz, lo que todo dependerá de si mismo”. Scriblas después tanto tiempo de búsqueda de las necesidades de la sociedad él ha llegado a preguntarse qué quiere. Por fin ha llegado el día, encontró la dimensión, ahora solo falta entrar en una puerta y descubrir quién soy y que quiero. Scriblas entro, fue horrible, no encontró lo que él quería, encontró lo que recordaba de la humanidad. Murió.

Roja Tinta 

Autor: Jimbo Carlos

¿Por qué estoy escribiendo esto? quizá porque es lo único que puedo hacer aquí, siempre ha sido mi amiga la tinta, no sé qué ocurrió exactamente ayer. Pero cada vez lo recuerdo más, en este lugar siento que me sofoco, mi tiempo se desvanece mientras relato mi vida ¿Cuántos días llevo encerrado? ¿Cuánto tiempo respirando el mismo aire? seguramente todo pasó por ese día en que recibí tu carta. Jamás debí morir, ahora paso encerrado, escribiendo tras este ataúd con la tinta que sale de mi cuerpo, cuántos dedos más me amputaré hasta que alguien me venga a buscar, ojalá supieras que aún sigo vivo.

Rojo Carmín 

Autora: Doménica García 

Estaba dándome una ducha cuando recordé el cuerpo que tenía en el ático, debería esconderlo apenas salga de aquí. Esconder su cuerpo será complicado, no sé porque lo hice y al ver su rostro, me acordé de todos los momentos que vivimos, pero fueron opacados cuando se le ocurrió hacerme daño. La nieve se tintó de rojo carmín por la sangre que destilaba del cuerpo. Fue ahí donde lo enterré, justo donde él se ocultaba de mí cuando de pequeños jugábamos al escondite… solo que esta vez sería para siempre.

Sabiduría 

Autor: Bryan Silva 

Antes de que si quiera pienses, seré yo quien derrumbe tu pensamiento: ¡No soy elevado! Pero elige escucharme: «Refrena al corazón. Todo sabio elige esto». ¿Desprecias sin condescendencia? Ah, la belleza, la amistad; uno tendría que ser incapaz de juzgarla. ¡Señor! Si enamorarse es impensable, no hacerlo es un crimen espiritual. ¿Quién soy para decidir por sobre tu corazón…? 

Pero ante ello, una voz lo acalló: «¡Pedro! –gritó su esposa–: ¿Por qué molestas al recién nacido?» ¡Y qué importa si es tarde! –Continúo el esposo– ¡No entristezcas! ¡Así será! ¡Así será! –y salió apresuradamente de la cuna del niño.

Se acabó

Autora: Gabriela Caguana  

Y despertó de un largo sueño, bajó por las escaleras de aquella misma casa vieja que ha visto deteriorarse por años. Todos lo ignoraban, nada raro para él. La misma biblioteca desgastada siguió, sin embargo, su belleza era aquellos escritos antiguos. Antes de dar vida a las letras, un café lo haría mejor. Fue a la cocina, vio la tetera, trató de tomarla y su mano atravesó por el objeto. Asustado, gritó y llamó a todos. Nadie llegó. Hasta que escuchó el grito horrorizado de Néstor. Subió y vio su cuerpo. Él ya era parte del mundo de los muertos.

Tortura eterna

Autor: Jaime Ordoñez

Y así el mundo lo sintió, vio con sus ojos llenos de lágrimas. La paz acabo al haber decidido escuchara la muerte, al haberla entendido y, sobre todo al haberla evadido. Al principio todos fueron felices, ya no existía el dolor de la pérdida, pero poco a poco todo se tornó oscuro, pues al no poder morir el tiempo cruel atacó. La descomposición del cuerpo putrefacto y desmembrado fue lo que más hizo a la gente extrañar la muerte. Ante este problema la gente tuvo que ver su destino cerrado, ya que el mundo se condenó, una tortura eterna.

Una noche desesperada

Autor: Alejando Jara

Recuerdo que era una noche fría, salía de la zona de fumadores, ese fue el peor día, acababa de perder todo lo que tenía no quedaba nada ni material ni emocional, caminaba por la desolada ciudad, parecía que nadie vivía ahí, me preguntaba como todo pudo haber acabado así, había perdido todo lo que me importaba, me sentía un inútil, como si ese fuera mi destino, estar solo e infeliz por el resto de mi vida, caminando a lo que pronto dejaría de llamar hogar pase por ese maldito puente, donde decidí acabar con mi destino.

¡Cósete la boca!

Autora: Velasco Sarango Crhystel

-Mira los números subir, tus cachetes aumentar, pocilga por colchón y batea por plato, tarde o temprano será-. Vil frase que mi adefesiosa tía me repetía, hasta el día en que empanizada me la comí.

Velas y paraísos

Autora: Doménica Vázquez

El olor de la candelería todavía flotaba en el aire. El atardecer pintaba abruptamente los árboles que detestaban decolorar sus hojas a ese dorado tan soso. 

¡Maldición, la noche llega! Estrellas salen como asquerosas luciérnagas y auroras interrumpen la oscuridad con sus ridículos colores. Y cuando parece que la noche se vuelve imperfecta, amanece y otra paupérrima vela se enciende. Con ella llega otra almita, esperanzada de saber que no rondará eternamente en el vacío, sino que residirá en el paisaje más puro. 

¡Pobrecilla! Todavía no se entera que no hay peor castigo que la vida eterna.

Voces

Autor: Salinas Cueva Jhoel Andrés  

Todas las noches te pienso, te escucho y te temo; sólo me queda el efímero recuerdo de felicidad de cuando no estabas, que ahora son solo lóbregos momentos con mi almohada, quieres que me rinda y estoy cediendo, cediendo al dolor que dejas en mí… 

¡SOLO CÁLLATE! Ya no quiero escucharte, ¡SOLO MARCHATE! Y déjame ser feliz o si no, me temo que gracias a ti nos tendremos que ir los dos.

Volveremos a encontrarnos

Autora: Miriam Tenemea

Un resplandor iluminaba mi habitación, mientras en mi hueca cabeza seguía pensando en él ¿Por qué? ¿Qué le debías a la muerte para que te quisiera lejos? El corazón había tomado el control de mi cerebro que sigilosamente logró fatigar mis pupilas induciéndome a dormir profundamente. No quería despertar debido a mis fuertes impulsos por verte en mi subconsciente. Ahora mírame, deseo devolver el tiempo para decirte lo importante que eres para mí y créeme, cuánto daría yo por agonizar a tu lado, pero tengo la certeza de encontrarnos muy pronto en aquel lugar. Solo espérame, no tardaré.

Yo, Maya V.

Autora: Doménica Abril